Manifiesto

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El Manifiesto de Guairá

Última actualización

16 de octubre de 2025

América Latina ha visto pasar todas las revoluciones tecnológicas. Industrial, digital, internet, móvil. Todas nacieron en otro lugar, se monetizaron en otro lugar y pertenecen a otro lugar. Cada ola perdida reforzó el mismo resultado: dependencia disfrazada de progreso. Adoptamos las herramientas, no la infraestructura. Nos convertimos en consumidores de innovación en lugar de productores de ella.

La inteligencia artificial es la próxima era. No es una tecnología más; es el sustrato de todas las industrias futuras. Quien controla el cómputo, los datos y los modelos define el nuevo orden económico. La cadena de valor es vertical: la investigación y el cómputo fundamentales en la base, las aplicaciones en la superficie. Hoy, América Latina vive casi por completo en esa superficie, desarrollando casos de uso sobre la infraestructura de otros, alquilando acceso al poder de otras regiones.

Eso debe terminar. La historia no perdona a las regiones que dudan ante los cambios tecnológicos.

Guairá parte de los primeros principios y trabaja hacia atrás desde un único destino innegociable: América Latina debe tener un asiento en la mesa mundial de la investigación en IA. Estamos construyendo un laboratorio soberano, una institución latinoamericana capaz de producir modelos fundacionales, investigación original y una generación de constructores que moldeen la tecnología en lugar de simplemente consumirla.

Para alcanzar ese futuro, Guairá comienza en la capa base de la cadena de valor: energía y cómputo. La carrera global por construir centros de datos se acelera, y Paraguay se presenta como el punto de partida lógico. Genera más energía renovable de la que consume, exportando su excedente —gran parte desde Itaipú, una de las mayores centrales hidroeléctricas del planeta— a precios entre los más bajos del mundo. Esta abundancia de energía limpia es la ventaja estratégica de América Latina, y sin embargo sigue infrautilizada para el progreso tecnológico. Guairá convertirá esa energía en infraestructura de cómputo, estableciendo el primer verdadero punto de apoyo del continente en la economía de la inteligencia. Cada megavatio retenido en Paraguay alimenta datos, investigación y conocimiento técnico que se acumulan localmente en lugar de escapar al exterior.

El nombre Guairá lleva memoria e intención. Proviene de los Saltos del Guairá, una de las cataratas más poderosas del planeta, sumergida y destruida durante la creación de la represa de Itaipú. Lo que la naturaleza perdió dio origen a una inmensa fuente de energía. Guairá.ai recupera ese legado, transformando la misma fuerza que borró una maravilla en el cimiento de otra nueva: una economía de la inteligencia arraigada en el poder latinoamericano.

Guairá trata el cómputo como un recurso estratégico: propiedad local, construido localmente y gestionado localmente. Alineamos productores de energía, investigadores y gobiernos para construir la columna vertebral de un ecosistema de IA autóctono, y sobre él formaremos una generación que no solo use la IA, sino que la diseñe: científicos, constructores de modelos y diseñadores de sistemas que comprendan tanto la física como la filosofía de la inteligencia.

Esto no trata de alcanzar a nadie. Se trata de entrar en el juego donde realmente importa: en los fundamentos del conocimiento y la computación.

Guairá.ai es el puente entre el potencial energético de América Latina y su soberanía tecnológica.
El futuro de la inteligencia artificial se construirá donde vive el cómputo.
Vivirá aquí.

América Latina ha visto pasar todas las revoluciones tecnológicas. Industrial, digital, internet, móvil. Todas nacieron en otro lugar, se monetizaron en otro lugar y pertenecen a otro lugar. Cada ola perdida reforzó el mismo resultado: dependencia disfrazada de progreso. Adoptamos las herramientas, no la infraestructura. Nos convertimos en consumidores de innovación en lugar de productores de ella.

La inteligencia artificial es la próxima era. No es una tecnología más; es el sustrato de todas las industrias futuras. Quien controla el cómputo, los datos y los modelos define el nuevo orden económico. La cadena de valor es vertical: la investigación y el cómputo fundamentales en la base, las aplicaciones en la superficie. Hoy, América Latina vive casi por completo en esa superficie, desarrollando casos de uso sobre la infraestructura de otros, alquilando acceso al poder de otras regiones.

Eso debe terminar. La historia no perdona a las regiones que dudan ante los cambios tecnológicos.

Guairá parte de los primeros principios y trabaja hacia atrás desde un único destino innegociable: América Latina debe tener un asiento en la mesa mundial de la investigación en IA. Estamos construyendo un laboratorio soberano, una institución latinoamericana capaz de producir modelos fundacionales, investigación original y una generación de constructores que moldeen la tecnología en lugar de simplemente consumirla.

Para alcanzar ese futuro, Guairá comienza en la capa base de la cadena de valor: energía y cómputo. La carrera global por construir centros de datos se acelera, y Paraguay se presenta como el punto de partida lógico. Genera más energía renovable de la que consume, exportando su excedente —gran parte desde Itaipú, una de las mayores centrales hidroeléctricas del planeta— a precios entre los más bajos del mundo. Esta abundancia de energía limpia es la ventaja estratégica de América Latina, y sin embargo sigue infrautilizada para el progreso tecnológico. Guairá convertirá esa energía en infraestructura de cómputo, estableciendo el primer verdadero punto de apoyo del continente en la economía de la inteligencia. Cada megavatio retenido en Paraguay alimenta datos, investigación y conocimiento técnico que se acumulan localmente en lugar de escapar al exterior.

El nombre Guairá lleva memoria e intención. Proviene de los Saltos del Guairá, una de las cataratas más poderosas del planeta, sumergida y destruida durante la creación de la represa de Itaipú. Lo que la naturaleza perdió dio origen a una inmensa fuente de energía. Guairá.ai recupera ese legado, transformando la misma fuerza que borró una maravilla en el cimiento de otra nueva: una economía de la inteligencia arraigada en el poder latinoamericano.

Guairá trata el cómputo como un recurso estratégico: propiedad local, construido localmente y gestionado localmente. Alineamos productores de energía, investigadores y gobiernos para construir la columna vertebral de un ecosistema de IA autóctono, y sobre él formaremos una generación que no solo use la IA, sino que la diseñe: científicos, constructores de modelos y diseñadores de sistemas que comprendan tanto la física como la filosofía de la inteligencia.

Esto no trata de alcanzar a nadie. Se trata de entrar en el juego donde realmente importa: en los fundamentos del conocimiento y la computación.

Guairá.ai es el puente entre el potencial energético de América Latina y su soberanía tecnológica.
El futuro de la inteligencia artificial se construirá donde vive el cómputo.
Vivirá aquí.